Hablemos acerca del impacto que tiene nuestra rutina de cuidado de la piel - skincare -, "tradicional" y cómo podemos adaptar dicha rutina, para disminuir ese impacto.
Comencemos con las ruedas, pomys, discos o algodones para desmaquillar:
Una persona en promedio usaría y desecharía dos o tres de estos para remover el maquillaje más pesado (ojos y labios). Suponiendo que se trata de alguien que trabaja a diario (con o sin pandemia) y los fines de semana deja su rostro descansar, estaría usando al menos 15 de estos productos por semana, 60 al mes y 720 al año! En cifras, significaría pagar más o menos 60 mil pesos al año en algodones, que equivaldría a que compraras 3 pomitos grandes, 30 rueditas desmaquillantes reutilizables o seis pomitos pequeños, cuando en realidad solo necesitas UNO de estos tres productos para limpiar tu rostro por los proximos 3 a 5 años.
Y ni hablar de las toallas desmaquillantes, que están diseñadas para ser resistentes y no perder su estructura con la humedad, torsión o uso prolongado, es decir, una vez desechadas es MUY difícil que se degraden y peor aun, no tenemos programas de posconsumo ni tratamiento de reciclaje para este tipo de materiales.
En España, con una población similar a la de Colombia, (porque no encontré datos en Colombia) más de nueve millones de toallitas se tiran a la basura cada día. En concreto, según datos de la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento (AEAS), cada español utiliza al año más de 15 kg de toallitas al año. Y el problema no es solo semejante desperdicio, sino sobre todo la forma de eliminarlas: la empresa pública que gestiona el agua en la Comunidad de Madrid estima que en 2019 se tiraron al sanitario cerca de 35 toneladas de residuos sólidos - el 75% toallitas, es decir 26,25 toneladas - que hubo que retirar con el consiguiente gasto de más de dos millones de euros.
Aunque la mala fama se la suelen llevar las toallitas desmaquillantes, los discos de algodón no se quedan atrás. Teniendo en cuenta que son de usar y tirar, la cantidad de desechos que generan es mucho más elevada de lo que imaginamos, sin olvidar que su composición a base de algodón (normalmente, no orgánico) tampoco es la opción más sostenible para el planeta, pues se consume una gran cantidad de agua y energía en su producción.
Las alternativas que presentamos en INOCHI están hechas de microfibra
Un tipo de fibra sintética que ofrece una alta capacidad de absorción (el doble del algodón), además es muy duradera, resiste muchos lavados y a temperaturas altas (o bajas), los tejidos de microfibra no se deforman, no se quedan pequeños ni se hacen mayores: mantendrán su forma y característica más importante (suavidad) por mucho tiempo.
La microfibra es uno de los materiales más elásticos que existen. Con ello conseguimos que las fibras “no se rompan” tan fácilmente, y que por tanto no dañen ni erosionen la piel. Además, permiten que no haya absorción excesiva de producto, por lo que con poco producto podemos conseguir emulsionar bien el producto de limpieza sin alterar su efectividad.
Hay que resaltar que las toallas desmaquillantes y discos de algodón que acabamos de mencionar se usan UNA SOLA VEZ y se desechan, mientras que los reutilizables de microfibra se usan al menos MIL QUINIENTAS VECES y tras su uso pueden ser incorporadas a programas posconsumo de reciclaje de textiles.
El primer producto es el pomito desmaquillante, que viene en formato grande y pequeño.
Este pomito es muy especial porque gracias a su estructura permite remover casi todo el maquillaje y suciedad con solo AGUA.
¿Cómo? El lado más denso está diseñado para trabajar como una chupa, que succiona el maquillaje, células muertas y la suciedad del rostro sin remover células normales ni causar irritación. Esto no solo representa una ventaja a nivel ambiental sino para el bienestar de la piel, pues no es expuesta a jabones o sustancias químicas potencialmente dañinas para la piel.
Por otro lado tenemos los desmaquillantes para ojos y labios
